
Todos los conocemos. Un toque a la puerta, y nos encontramos con dos individuos impecablemente vestidos, con un maletín en la mano y una sonrisa en la cara. Sin tiempo para que reaccionemos, empiezan su discurso sobre lo mal que va el mundo, los peligros de la sociedad actual, y nos preguntan si no nos interesaría conocer la solución de Dios para esta situación. Sí , los Testigos de Jehová. Como dije, todos los conocemos. O así lo creemos, aunque quizá sea mejor decir más bien que todos sabemos quienes son. Porque dudo que los conozcamos de verdad. Para la mayoría de los creyentes de hoy, los Testigos de Jehová representan una inconveniencia, una ligera molestia, y nos hacemos de todas las formas para cerrarles la puerta sin que nos saquen de quicio demasiado. Los portazos no son muy educados, así que nos valemos de alguna mentirijilla - el ya famoso “no tengo tiempo”, por ejemplo - para quitárnoslos de en medio, y no tener que entrar en discusiones vanas que nos dejarían frustrados y abatidos. Ya se sabe que no se consigue nada hablando con ellos, ¿o no? Sin embargo, a pesar del adoctrinamiento al que se han sometido, no son todos igualitos. No son clones religiosos. Son personas, como tú y yo, con sus deseos, ambiciones, miedos, y convicciones. Detrás de la cara conocida del “testigo normal y corriente” se esconde un individuo al que Dios ama, y que necesita ser conocido y comprendido como cualquier otro. Este libro le enseñará algo de lo humano de estas figuras que llaman a su puerta. Le abrirá su mundo interior, para que pueda tener una idea por lo menos de cómo son de verdad. Y, así espero, tal vez le infunda la confianza que necesita par a empezar a tratarlas como personas por las que Cristo murió, y buscar cómo ofrecerles a ellos la solución que necesitan. Al leer “Cristo me liberó”, deje a un lado por un momento los argumentos doctrinales, y zambúllase en el mundo de las ilusiones y emociones que motivan al Testigo de Jehová. Aquí aprenderá algo de su realidad, cómo ellos viven su fe, y además la lucha que pasan para salir de “la Organización”. La verdad es que son muchos los que ya han salido de ésta, pero pocos que llegan a conocer a Cristo, y permanecen escarmentados y amargados, presos de sus sentimientos dañados. Este relato fascinante y conmovedor nos revela, entre testimonios de otros, lo que motivó a una persona en particular a entregar su vida a Cristo, escapándose así de las marañas de un pasado desgarrador , para poder afirmar que “Cristo me liberó”. Se lo recomiendo de todo corazón.
Neil Rees
Director Misión Horizontes, España